martes, 30 de octubre de 2012

Reseña sobre la Mateada Científica de Octubre

Más admiración que miedo

No sabía que las arañas eran carnívoras. Aunque sabía que comían insectos -carnívoras suena espeluznante- no sospechaba que también podían ser su alimento peces, ratones u otras arañas. Y menos me imaginaba que cambian su “esqueleto” ¡hasta cinco veces! para seguir creciendo, y que a eso se le llama mudar.
Ayer, en la Mateada Científica, Cristina Scioscia nos contó un montón de cosas que sin dudas me produjeron más admiración que miedo.
La tarea que hace Cristina como bióloga del CONICET me provoca mucha curiosidad. Sobre todo porque nos mostró una foto de ella, casi adolescente, entre frascos con muestras, lupas y a oscuras. Hace al menos 25 años Cristina ejerce la docencia en las áreas de Zoología y Artrópodos. No puedo evitar preguntarme cómo o cuándo alguien decide: “voy a estudiar arácnidos”.
De modo muy divertido relató su labor en el Museo de Ciencias Naturales (MACN) Bernardino Rivadavia, sus expediciones al campo y la importancia de traer vivos los ejemplares recolectados. Para el estudio de la biodiversidad, la línea de investigación en la que enmarca su trabajo es la sistemática y la herramienta utilizada es la taxonomía.  

También hablamos de algunas películas cuyas protagonistas son arañas, de cómo, con qué especies y para qué se mimetizan (¡impresionante!) y de los diferentes tipos de telas que tejen las arañas. La certeza de que no todo es como en los dibujitos.
Generosa además de apasionada, Cristina nos invitó a mirar con una lupa escorpiones, ácaros y, por supuesto, arañas, que había traído para la ocasión.
García Márquez en Cien años de soledad relata con maestría la inclinación histórica de los hombres a matar a chancletazos al insecto alado más antiguo sobre la tierra, las cucarachas. En mi caso, después de ayer, no volveré a pisotear ninguna araña.
Ganó la admiración.


Nota escrita por Carolina Irschick luego de presenciar la Mateada Científica del mes de octubre.

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